3 cuotas sin interes | envio gratis
en pedidos mayores a $90.000

New week, let’s start soft

Qué lindo saludarte.

Cada semana, un momento para reconectar.  

Porque sé que priorizás tu bienestar, y por eso estás acá. Entre tanto ruido, este es tu recordatorio: la salud mental importa. Acá vas a encontrar consejos simples, reales y aplicables para sentirte mejor cada día.

Bienvenido a tu pausa mental de cada semana.

La trampa de la productividad constante

Una vida llena de logros, puede esconder un sistema nervioso en alerta

Cuando hablamos de ansiedad patológica, solemos destacar que para que sea patológica tiene que generar disfuncionalidad en tu vida (laboral, académica, social, personal).Y aunque esta definición está bien, tiene un limitación importante.

Hay muchas personas   que viven “bien”: trabajan, cumplen, se organizan, tienen amigos, salidas, juntadas, hasta incluso mucho éxito. Desde afuera pareciera que “están super bien” y eso nos haría pensar que es imposible que tengan ansiedad. Pero ellas por dentro, sienten mucho agotamiento (incluso muchas veces sin ellas ni siquiera saberlo).

Esto tiene un nombre y  lo llamamos ansiedad altamente funcional. Es un tipo de ansiedad que no te paraliza, no te frena, no te interrumpe. Te empuja siempre a hacer mas, mas y mas, a resistir y siempre poder con todo. Desde algún punto, pareciera buena porque te empuja a lograr con todo lo que te propongas.Pero tiene un costo, y es alto: ese ritmo acelerado afecta tu salud, a corto o largo plazo. Esta manera de vivir es la puerta de entrada a un montón de problemáticas: trastornos digestivos como el SIBO o colon irritable, enfermedades autoinmunes, fibromialgia, y tantas otras patologías. Es por medio de estos síntomas, que la persona empieza a alarmarse, y decide ver que sucede, pero cuando acude a consulta con un especialista descubre que no tiene “nada”, y eso sorprende. Lo que sucede es que no tiene nada orgánico, lo que tiene es una muy mala gestión emocional. 

Pero, ¿por qué pasa esto? Porque su sistema nervioso interpreta que parar es peligroso. Y entonces, el “hacer” se convierte en una forma de calmar (aunque solo momentáneamente) esa incomodidad interna. Es la manera que encontraron para evitar sentir la incomodidad o el malestar. Estar ocupado es la manera que tu cuerpo encontró para sobrevivir. 

No es falta de voluntad: es biología

El rol de la amigdala

Para entender por qué te cuesta tanto “bajar el ritmo”, es muy importante conocer el rol de la amígdala, una pequeña estructura en tu cerebro que funciona como el centro de alarma emocional.

La amígdala detecta señales de peligro y activa el sistema de “lucha o huida”. En personas con ansiedad funcional, esta estructura está hiperactivada, es decir, está siempre en alerta, interpretando muchas situaciones —y a veces incluso emociones internas— como amenazas que hay que evitar o controlar rápido.

Por eso, aunque no haya un peligro real afuera, tu cerebro sigue enviando señales de alerta y activación constante. Esto genera una tensión continua, un “piloto automático” que te impulsa a hacer y hacer para calmar esa sensación interna de amenaza.

Esta hiperactivación no solo aumenta la ansiedad, sino que también dificulta que te desconectes y descanses. Porque la amígdala está condicionada a protegerte, y para ella, “parar” es un riesgo que puede exponerte a lo que te genera incomodidad emocional.

El problema es que este estado sostenido desgasta tu cuerpo y mente, afectando tu salud física, emocional y hasta tu calidad de vida. Por eso, entender este mecanismo es fundamental para empezar a soltar ese círculo de hiperactividad y volver a un estado más tranquilo y en equilibrio.

¿Qué idea sobre vos te impide frenar?

Reconocer tus creencias es el primer step

Cuando estás siempre en movimiento y te cuesta parar, casi siempre hay creencias que te impiden a no poder frenar. Son ideas muy interanlizadas, muy rígidas y que actúan como “leyes” internas.

Algunas de las creencias más comunes que sostienen este patrón son:

  • “Tengo que aprovechar el tiempo, porque si no me atraso.”
  • “Para conseguir éxito, tengo que ser productiva todo el tiempo.”
  • “Descansar es perder el tiempo.”
  • “Todo depende de mí, si quiero algo me tengo que esforzar.”
  • “No tengo tiempo para ver mis emociones.”

Estas creencias funcionan como una presión constante que te mantiene en modo alerta y te impide escuchar lo que el cuerpo y la mente necesitan. Creés que bajar el ritmo es un riesgo, y por eso elegís “hacer” para calmar la incomodidad interna aunque sea momentáneo.

Pero la realidad es que esas creencias, aunque parezcan ayudarte a “funcionar”, terminan generando un desequilibrio muy grande con muchas consecuencias.

¿Te reconocés en alguna?

Reconocerlas es el primer step para empezar a cuestionarlas y dar pasos hacia una vida más lenta & en calma

Recurso

Pausa para salir del piloto automático

Afirmación de la semana

Mi descanso no me aleja de mis metas, me acerca a mi bienestar.

Tu carrito

En este momento tu carrito está vacío.

Volver a la tienda