¿Te pasó que, aunque estés agotada, no podés apagar la cabeza? Por más sueño que tengas, tu mente sigue on y el sueño no aparece. Esto no es casualidad: nuestro sistema nervioso está hecho para mantenernos alerta frente a peligros reales o imaginarios, y cuando esa alarma no se apaga, descansar se vuelve realmente imposible. Este es uno de los máximos problemas de vivir todo el tiempo preocupados: no poder dormir a causa de que el cerebro no se siente “seguro”.
Nuestro cuerpo tiene dos modos bien básicos:
- El modo “lucha o huida” (cuando la via simpática se activa), esencial para afrontar o huir del peligro.
- Y el modo “calma y bienestar” (vía parasimpática), que es el que nos ayuda a bajar el ritmo, recuperar energía y dormir bien.
Para poder dormir, necesitamos que la via parasimpática este activada, es decir que el cuerpo este relajado sin percibir peligro. Dormir es el acto de mayor vulnerabilidad, es como estar “entregados” sin posibilidad de defendernos del peligro. Pero el problema es que hoy no hay un peligro como tal, sino que hay depredadores simbólicos: no son amenazas reales, pero nuestro cerebro las interpreta así. Por ejemplo: las preocupaciones que no paran, la presión social, las noticias malas, estar pegadas al celular todo el día, esa ansiedad de querer cumplir con todo, o simplemente estar hiperactivas todo el tiempo. Y si bien no son peligros reales, nuestro cuerpo responde IGUAL (!!!!!!) que si estaria en riesgo nuestra supervivencia.
En este estado, el cortisol, la hormona del estrés, permanece en niveles muy altos, y eso interfiere en que nos podamos relajar.
Porque dormir no es solo “cerrar los ojos” o “quedarse quieta”, es un proceso súper activo y necesario para que nuestro cuerpo y cerebro funcionen bien, en el sueño pasan muchas cosas: mientras dormís, tu cerebro está organizando emociones, guardando recuerdos importantes, limpiando toxinas que se acumularon durante el día, y regulando sustancias clave para que te sientas bien, como el cortisol (que baja), la serotonina y la dopamina (que se equilibran).
¿Y qué pasa cuando dormís poco o mal?
- Tu amígdala, que es como el centro del miedo en tu cerebro, se prende fuego. Esto hace que todo te parezca más grave y más peligroso.
- Bajás tu tolerancia a la frustración: te enojás más fácil, todo te molesta y te cuesta manejar las emociones.
- Tenés menos claridad mental: pensar tranquilo, tomar decisiones o concentrarte se vuelve un quilombo.
- La ansiedad se dispara, porque el sistema de alarma que ya está prendido no te deja en paz, y así se arma un círculo vicioso entre ansiedad y falta de sueño.
Y dormir bien no es meramente (igual no es poco), dormir 7 u 8hs (esto es algo que me dicen mucho en consulta “yo duermo bien, duermo 7 horas x noche”). Pero la realidad es que la calidad del sueño puede ser igual o más importante que la cantidad.¿De qué sirve dormir muchas horas si esas horas no son realmente reparadoras? Por ejemplo, si te despertás varias veces durante la noche, si tu sueño es superficial o si no llegás a las etapas profundas del sueño, tu cuerpo y tu cerebro no se recuperan bien. Y señales de alerta en estas situaciones: dormir pero al otro día estar despertarte cansada, sin concentración, irritable y ansiosa.
El sueño de calidad implica pasar por ciclos completos, que incluyen fases de sueño profundo y REM.
Aunque a veces parezca que no podés apagar la mente, se puede. No existe un botón mágico de on/off, sino que es el resultado de un proceso y de re educar a la mente. En la madida que bajes el ritmo, incluyas actividades que disfrutes y te permitas frenas, el cuerpo va a empezar a relajarse y el descanso no va a ser mas un enemigo.
Descansar no es perder el tiempo, al contrario: es el espacio que necesitas para estar regulada, para poder pensar con mas claridad y tener una vida de calidad.
Tu aliada perfecta
Power Nap <3
¿Sentís que estás siempre en modo alerta, con la cabeza acelerada y el cuerpo cansado? Eso pasa porque tu sistema nervioso está activado todo el tiempo, y la ansiedad no te deja bajar frenar. Dormir más parece imposible, o a veces hasta poco realista con el ritmo que llevas. Pero hay algo simple y con respaldo científico que podés empezar a incorporar hoy mismo: power nap, o siesta corta.
Varios estudios demuestran que con 15 o 20 minutos de descanso, podes activar al sistema parasimpático, el responsable de la calma y el bienestar. Una pequeña pausa a lo largo del dia puede interrumpir el ciclo de la ansiedad, ayudándote a recuperar claridad mental, mejorar la memoria y estabilizar el ánimo.
Además, la power nap ayuda a reducir la fatiga y mejora la atención.
Algo muy clave!!!!: nunca no más de 20 minutos, sino podes entrar en fase de sueño profundo y después te va a costar mucho despertarte, ademas de generar irritabilidad, sensación de sentirte perdido o mareado, y por supuesto que llegue la noche y no tengas sueño (eso va a hacer que te desveles y otra vez el círculo problemático del sueño).
Esta es una manera super fácil de empezar a bajar el ritmo, hacer pausas y un “reset” durante el día para bajar la ansiedad y el estrés.
Amamos la power nap porque es una herramienta real y concreta que se puede incorporar en el día a día de manera super simple. Lejos de ser una manera de “posponer” responsabilidades, es una manera de pausar para encontrar claridad.
Si la probas, contame <3
Recurso
Higiene del sueño
Dormir bien no siempre es fácil, sobre todo cuando la cabeza no para. Pero hay algo que podés empezar a trabajar hoy, sin que te lleve más tiempo del que tenés: tus hábitos alrededor del descanso. Lo que haces antes de dormir (y a lo largo del día) puede marcar una gran diferencia en cómo concilias el sueño, cómo te sentís al despertar y en cómo manejás tu ansiedad.
Por eso armé esta guía gratuita de higiene del sueño: una herramienta simple y basada en evidencia para que puedas construir un descanso más profundo, reparador y real.